Caminando hacia el futuro

Parece que en estas épocas navideñas algunos aiesecos han querido recordar su infancia, incluyéndome por supuesto! Lo bonito de la infancia es aquella inocencia que uno tiene y que hace que uno crea en cualquier cosa que le digan. Pues bien, yo he sido "víctima" de que aquellas cosas que te solían decir tus papás, tus mayores, etc.

Algunas cosas que yo creia en mi inocencia:

* Papa Noel: Esa es la típica! Creer que un viejito iba volando en trineo con los renos a darte regalos. Lo más cague de risa es que yo siempre me preguntaba si Papa Noel no se moría de calor en su traje, pues Guayaquil es súper caluroso en diciembre.

* El ratón que te dejaba dinero a cambio de tus dientes de leche: Esa también era cumbre!!! Y era chévere porque yo fielmente dejaba mi diente que se me caía debajo de la almohada y recibía al otro día dinero. Hasta pensaba como sacarme más dientes para tener más dinero jajaja

* Que el castillo de He-Man estaba en Ambato!!!: Cuando viajabamos a Ambato (ciudad que queda a 6 horas de Guayaquil, en la Sierra) mi papá nos hacía creer a mis hermanos y a mí que una iglesia era el castillo de He-man y que otra iglesia era el castillo de Shera :S Y yo preguntaba porque nunca estaban allí y me decía porque iban a salvar al mundo jejejeje

* Los cuentos que te metían para que te comas todo: Por ejemplo, veia a una súperheroina en la televisión y yo decía que quería ser como ella y me decían: Si te comes todo, serás como ella de grande....comprenderán que hasta la fecha! jejeje

* Que mi papi iba a la escuela: De pequeña me costaba entender eso de que mi papá iba al trabajo, entonces yo pensaba que el iba a la escuela para adultos y hasta le preguntaba sobre los deberes que le mandaban y todo. Mi papi me cuenta que una vez le había dicho a él, toda seria, que quería hablar con su "director de escuela" para que le mande menos deberes porque ya no lo veía mucho y quería jugar con él....sniff sniff

No se cuantas cosas serán las típicas que los adultos les hacen creer a los niños, pero tengo aún la esperanza que los niños nunca pierdan la inocencia que les caracteriza.